Me llamó la atención esta puesta pues leí que el texto de la obra es una adaptación de un cuento escrito por Richard Gallango y Lucía Fernández. Esto es pocas veces visto en nuestro teatro, pues no es una historia clásica ni basada en personajes ficticios o no humanos. La Mafia Films, empresa responsable de la producción teatral debuta en este campo y reúne a los "hermanos Loli" para dar vida al cuento pero en las tablas: César Loli es el dramaturgo y Alberto Loli el director general. Sin duda, no desean 'pisar en falso' en su debut produciendo teatro.  Este cuento fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Lima del año 2013 con el auspicio de la editorial especializada en la educación, Pearson Perú, y que se inspiró en el hecho que el primer alimento del día es el pan. 

La obra empieza muy puntual, apenas cinco minutos después de la hora anunciada: Un buen logro pues en la mayoría de casos de Teatro para la Infancia, el inicio suele ser muchas veces hasta con 20 minutos de retraso. Humo en el escenario, y escuchamos una melodía que invita al público a guardar silencio y concentrarse en lo que se ve en el escenario. Luego de los primeros minutos del inicio, el despistado "Lito" (personaje interpretado de manera pulcra por José Dammert quien responde de manera perfecta a las pretensiones de la pieza) canta una canción que tiene el objetivo de presentar a cada personaje que vive en un pueblo donde todos tienen carácter poco amigable. El dueño de la panadería pueblerina "Don Fausto"  típico explotador laboral, muy avaro y de espíritu egoísta,  "Don Giuseppi" es el hombre pudiente del pueblo (ambos personajes interpretados por Janncarlo Torrese quien ha logrado diferenciar al máximo los papeles bajo su responsabilidad, en una actuación sobresaliente). "Tenorio" el compañero de "Lito" y "Don Angelo" un viejo gruñón que vive en el lugar (Jorge Bardales, también en doble papel mostrando su aplomo y experiencia en todo tipo de género teatral) y se presenta a "Doña Victoria" una señora muy chismosa y enojona (Gina Guerrero, quien también se viste de una niña nada simpática). Todo cambiará cuando haga su arribo el simpático y bonachón "Pedro" (Niko Fantinato, gran experiencia en estas lides) un forastero mejicano (buena creatividad en el objetivo de interiorizar y diferenciar personajes) cuyo objetivo es cambiar el temperamento del pueblo cocinando panes con ingredientes para cada tipo de persona.

La dirección ha puesto énfasis en diferenciar a cada personaje como "único", es decir, cada actor logra transmitir emociones claras a través de sus textos con tonos vocales trabajados con pausas exactas que ponen de manifiesto la experiencia tanto de los actores como del director que no deja nada suelto ni fuera de lugar. Un vestuario colorido y bien confeccionado junto a canastas y elementos trabajados con esmero redondean lo que, sin duda, es el objetivo común del equipo: Una obra para niños que se diferencia de la típica comedia infantil donde el adulto 'duerme' mientras los pequeños miran un show. "Pedro y los panecillos mágicos" no es un show de cumpleaños donde todos intervienen y los actores hacen uso de lenguaje coloquial que muchas veces cae en lo vulgar, se trata de una puesta muy bien cuidada, donde la platea se sorprende en reiteradas ocasiones con las entradas de los actores por diferentes lugares de todo el teatro y con el punto preciso en "romper la cuarta pared": Los actores hablan con el público lo necesario, sin llegar a improvisaciones que he visto en teatro infantil muchas veces sin sustento. En lo que es su vigésimo-quinta dirección, Alberto Loli muestra su gran experiencia en el manejo de textos y actores que logran convencer con interpretaciones bien logradas. El punto más bajo en los personajes es la niña (que no lo parece) que no convence en tristeza, egoísmo y el cambio a ser amable,  lo que sí sucede con el otro personaje femenino Victoria. Imagino que la premura en cambio de vestuarios puede ser una consecuencia a esto pero que dado el logro total de la pieza, pasa desapercibido para el común del público.

Si puedo recomendar algo sería mejorar la parte musical, pues el texto de las canciones forman parte de la historia y hay situaciones en que los actores no siguen la letra de la pista grabada: Esto se debe mejorar. Las coreografías casi inexistentes se ven muy limpias y bien hechas pues los actores continúan actuando y el baile no opaca las buenas interpretaciones. 

En resumen, el Teatro De Lucia, continúa presentando obras de calidad no arriesgándose a brindar la sala a personas sin experiencia comprobada. Si bien La Mafia Films carece de esta experiencia teatral, repito, ha sabido juntar elementos profesionales en Dirección en primer lugar y luego en Actores y Artistas Visuales eficientes que logran una obra sobresaliente. Se demuestra, una vez más que no se necesita salirse del libreto ni hacer "payasadas" para hacer reír y transmitir: Basta con hacer bien un personaje, con "amabilidad" y coherencia. 

Mario Del Carpio
30 de marzo 2018

La obra va en una muy corta temporada hasta el 29 de abril 2018
Sábados y domingos a las 16:00 horas en el Teatro de Lucía de Miraflores.