Comentario
ANASTASIA LA PRINCESA PERDIDA

En su afán de seguir en la línea que se ha trazado, el Teatro De Lucía, también trata de enriquecer el ámbito teatral con puestas en escena dirigidas a niños, si bien no en producciones propias, invitando a grupos y directores correctos. 

Trabajar una obra teatral como "Anastasia, la princesa perdida", muestra un trabajo conjunto que pocas veces se logra apreciar en este género dirigido a niños. Loable continuidad del director Alberto Loli logrando convocar actores de trayectoria. La labor teatral dirigida a niños es  uno de los esfuerzos escénicos más difíciles de concretar adecuadamente, pues muchas veces se hace con textos copiados o con disfuerzos improvisados. Se comete el error de llegar a hacer reír al menudo público con textos poco trabajados y con evidente falta de seriedad. Pero, no debemos meter a todos en el mismo saco: El dramaturgo y guionista César Loli, responsable de los diálogos de esta puesta maneja de manera envidiable el ritmo de cada personaje, desde aquellos humanos hasta los seres inferiores. Sin un director y actores adecuados, el libreto corre el riesgo de caer en el aburrimiento y desinterés.

Unos niños, interpretados por actores adultos, logran crear un ambiente propicio para que el niño ingrese a la fantasía: Braulio Chappell como un ciervo parlante y Laszlo Kovacs como un niño travieso (rompiendo el esquemático rol en una conocida serie de TV) logran cambiar de edad de una manera convincente y verás en esta historia.  Una princesa, Anastasia, interpretado por Ingrid Altamirano también propuesta en el texto en dos etapas (como todos los personajes, a excepción de los antagónicos) logran una credibilidad única en sus propuestas. Dos antagónicos: Rasputín y Polina (responsabilidad de José Luis Luque y Paola Enrico, quien además se encarga de la producción de la puesta) se hermanan y contrariamente a lo que usualmente sucede con los "malos" del cuento no asustan, hacen reír con actuaciones sobresalientes. Habría que ajustar en el primero, la autosuficiencia como el Mago de la Corte Real quien discute a menudo con su muñeca creada por él; y la segunda, una voz que no logra una relación en sus diferentes ánimos: miedo, alegría, tristeza, desesperación, amargura. El personaje de la Emperatriz Czarina interpretado por Laura Aramburu quien logra además otra creación sin nada en contra: Una tigresa distraída sin duda y sin menospreciar a los otros actores, una estupenda performance: Voz, movimientos y tiempos exactos. Gran trabajo sin duda. 

Todos los personajes son interpretados en parejas: Dos amigos, dos malvados y dos familiares, muestran buenas caracterizaciones que,  sin embargo, cae en alguna coreografía facilista que contrasta la dirección escénica: la dinámica de la pareja Czarina y Anastasia en su reencuentro no logra la intención y amor en la canción lenta interpretada por falta de ritmo y acción, un elemento que, entiendo como un recuerdo (el columpio) estorba a un baile que se pudo trabajar más como para volver muy disfrutable el espectáculo.

Sabemos que el simple hecho de lograr llevar a cabo una obra teatral para niños con respeto y calidad es una tarea complicada, pero afortunadamente logra salir airoso, Alberto Loli sin duda uno de los directores teatrales mas competentes y experimentados en el género de teatro para niños. Seis actores bajo su mano que llaman la atención más por su buena actuación y dirección que por efectos lumínicos y proyecciones inexactas. La producción se ha preocupado por mostrar un vestuario, aunque suene trillado, "de lujo" y a pesar que en la puesta en escena, se pudo haber jugado más con la escenografía, el texto bien escrito y correctamente interpretado cubre lo que yo veo como crítico. "Anastasia, la princesa perdida"  pasa la prueba con dignidad y éxito marcando la pauta de lo que se debe hacer para el futuro público teatral: Los niños.

Mario Del Carpio